lunes, 15 de diciembre de 2025

Reseñando blogs

   Como parte del curso decidimos hacer una reseña y destacar un blog en particular que resumió positivamente la intención de reflexión y el análisis detrás de lo escrito. El blog creado por: CORAL DEL VALLE ORTIZ / NAYDIN RUIZ CUBERO / VERONICA I SAN MIGUEL PEREZ titulado ‘La cúpula de la roca’ hace un buen trabajo en resumir los principios por los cuales se empezó a analizar la estructura escogida y resaltar sus cualidades especialmente a lo hora de presentarlos teniendo en cuenta la complejidad de su estructura. La presentación se llevó acabo de forma clara y precisa dado al buen demuestro de visuales que se presentaron. Este hizo gran diferencia a la hora de destacarse ante los mejores en términos de presentación.




Experiencia en el curso

 Mi experiencia en este curso de historia fue inusual desde el primer día. El profesor tenía un método distinto, en lugar de llenar la pizarra con fechas y conceptos, nos entregaba un tema y una bibliografía, y nos dejaba frente al reto de un nuevo ensayo. Sin embargo, esa falta de clase tradicional me obligó a desarrollar algo fundamental: la autonomía. Tuve que aprender a ver más entre la información, planos e imágenes, a seleccionar lo importante y a construir mi propio entendimiento de por qué un edificio se veía de cierta manera o qué problema histórico estaba resolviendo. Fue, sin duda, la forma más práctica de sumergirme en la arquitectura. Un gran aprendizaje fue sobre la proporción. Los griegos y romanos no solo construían, usaban reglas matemáticas para dar armonía. Eso me hizo pensar más en la geometría de mis maquetas en la universidad.


También quedó claro que la arquitectura siempre responde a un problema. Cuando vimos las fortalezas con forma de estrella, entendí que su diseño no era decorativo, era la solución para defenderse de los cañones. La función sí determina la forma. Ver esos planos con forma de estrella y darme cuenta de que no era un capricho del arquitecto, sino pura necesidad. Que un cañón cambiara por completo la forma de construir murallas, de torres altas a esos baluartes bajos y angulados, fue una lección enorme. Ahora miro los espacios de otra manera. Al analizar plazas como la del Campidoglio para los ensayos, empecé a ver cómo el diseño guía a las personas y crea jerarquías. Es una lección directa para cualquier proyecto urbano.

La parte que más valoro ahora no está en ningún libro. Me di cuenta de que, debajo de todo, los edificios son soluciones. Aprendí a buscar el porqué de las formas: esa columna no está ahí solo por estética, esa plaza tiene ese diseño por una razón. Fue como ganar un nuevo instinto. Ahora, cuando veo un proyecto o trabajo en el mío, me sale preguntarme: "¿qué problema  estoy resolviendo?".



sábado, 13 de diciembre de 2025

Reseña de clase

  La clase de historia II mantuvo temas relacionados con teoria importante durante nuestra formación en la clase de diseño. Esta información enriqueció los fundamentos/base que se necesitan para mirar objetivamente nuestros trabajos. 

La clase fue una introducción al tema del arte y la arquitectura desde una mirada más reflexiva. A través de ejemplos como Miguel Ángel y otros referentes, se habló de cómo el arte no solo se trata de técnica o estética, sino de expresar ideas, emociones y la relación del ser humano con su entorno.

Durante la clase se explicó que cada obra responde a un contexto y a una intención, y que no existe una sola manera correcta de crear. Se hizo énfasis en observar cómo los materiales, las formas y el espacio influyen en la experiencia de las personas. Esto ayudó a entender que el diseño va más allá de lo visual.

Lo que me pareció más interesante fue que la clase no se enfocó solo en datos históricos, sino en la interpretación y la reflexión personal. Nos invitó a pensar y a opinar, no solo a memorizar información. Eso hizo que el contenido se sintiera más cercano y fácil de entender.

En general, fue una clase clara y dinámica, que ayuda a ver el arte y la arquitectura de una forma más consciente y humana, y que deja ideas para seguir pensando después de salir del aula.

viernes, 12 de diciembre de 2025

Clase de historia 2 a traves de nuestros ojos

 La clase de historia de la arquitectura me gustó porque se sintió bastante llevadera y fácil de seguir. No fue una clase pesada ni llena de datos sin sentido. El profesor explicó los temas de forma clara y fue conectando una época con otra, lo que ayudó a entender mejor cómo la arquitectura va cambiando con el tiempo y por qué esos cambios pasan.


Aprendí a ver la arquitectura antigua y clásica de otra manera. No solo como edificios famosos que hay que memorizar, sino como el punto de partida de muchas ideas que todavía usamos hoy. Se habló de proporción, orden y organización del espacio, y eso me ayudó a entender que muchas decisiones de diseño vienen de conceptos que se repiten desde hace siglos.


Lo que más me interesó fue ver cómo esas ideas antiguas se reinterpretan más adelante, especialmente en el Renacimiento. Entender cómo arquitectos como Bramante y Palladio tomaron referencias del pasado y las adaptaron a su época hizo que la historia se sintiera más cercana y más útil para lo que uno hace como estudiante de arquitectura.


El profesor dio una buena clase. Explicó con calma, dio ejemplos claros y mantuvo el ritmo para que no se sintiera aburrida. Al final, la clase no solo fue interesante, sino que también ayudó a entender mejor por qué la historia de la arquitectura importa y cómo se conecta con el diseño que se trabaja hoy.


Un poco de Miguel Angel

 La lectura sobre Miguel Ángel me llevó a pensar en cómo el arte no solo busca verse bien, sino expresar lo que significa ser humano. En su obra, el cuerpo no aparece como algo idealizado o perfecto, sino como un medio para mostrar fuerza, tensión y emoción. Más que representar figuras, Miguel Ángel parece usar el arte para hablar de la lucha interna del ser humano.

En el texto se explica que su forma de trabajar no era fácil ni tranquila. Su relación con el mármol, por ejemplo, no era solo técnica, sino casi personal. Él veía la figura ya existente dentro de la piedra y su trabajo consistía en liberarla. Esto me hizo entender que su proceso creativo estaba lleno de esfuerzo y conflicto, y que eso mismo es lo que se siente al observar sus esculturas.

Otro punto importante es cómo su manera de expresarse cambia según el medio que utiliza. En la escultura, los cuerpos se sienten atrapados o tensos, como si estuvieran a punto de moverse. En la pintura, especialmente en la Capilla Sixtina, las figuras llenan el espacio con gestos fuertes y miradas intensas. Y en la arquitectura, las formas se vuelven pesadas y expresivas. Esto me hizo pensar que Miguel Ángel no repetía un estilo, sino que respondía a lo que cada obra necesitaba.

Algo que me llamó mucho la atención es que, aunque su trabajo es muy complejo y técnico, nunca se siente frío. Sus obras hablan de esfuerzo, fe, duda y dolor. No buscan comodidad visual, sino transmitir algo real. Eso me hizo pensar que el arte también puede incomodar y aun así ser profundamente humano.

En fin, la obra de Miguel Ángel se puede entender como una forma de enfrentarse a uno mismo. No intenta esconder las imperfecciones ni suavizar la realidad. Lo que me llevé de esta lectura es que el arte no siempre tiene que ser armonioso para ser valioso. A veces, su fuerza está en mostrar la tensión y el conflicto que funcione como semblante de la verdad.

viernes, 5 de diciembre de 2025

Obra Borgo

                                 

  La obra de Rafael, en sus múltiples expresiones pictóricas y urbanas, es mucho más que un ejercicio de perfección formal o destreza técnica. Es una manifestación profunda de equilibrio, sensibilidad humana y conciencia del espacio habitado. Su pensamiento no se limita se proyecta hacia la ciudad, hacia el tejido urbano y hacia los lugares de tránsito donde el individuo experimenta la relación entre lo cotidiano y lo monumental. En este sentido, el Borgo adquiere un valor que trasciende su condición física para convertirse en una experiencia simbólica.

Reflexionar implica comprender cómo la composición, la proporción y la jerarquía operan tanto en la pintura como en el espacio urbano. Así como en sus obras cada figura encuentra su lugar dentro de un orden mayor, el Borgo funciona como un sistema de relaciones: un espacio de transición entre la ciudad y lo sagrado, entre el movimiento y la contemplación. No es solo un conjunto de calles o edificaciones, sino un umbral, un recorrido que prepara al cuerpo y a la mente para una experiencia significativa.

El Borgo, entendido desde esta lógica, no se impone por monumentalidad aislada, sino por secuencia y continuidad. La experiencia de atravesarlo es gradual, casi pedagógica. El espacio guía, orienta y acompaña, del mismo modo en que las composiciones de Rafael conducen la mirada sin violencia ni ruptura. Todo responde a una intención clara: generar armonía entre el individuo y su entorno, entre lo humano y lo trascendente.

Esta relación se fortalece cuando se reconoce la dimensión material del Borgo. Las fachadas, las proporciones de la calle, la escala de los edificios y la manera en que la luz recorre el espacio construyen una atmósfera que no es accidental. Cada elemento participa en la creación de una experiencia sensible, donde el recorrido urbano se convierte en una forma de contemplación activa. Así como en la pintura de Rafael la materia sirve a la idea, en el Borgo la forma urbana sirve a la experiencia.

El proyecto alcanza su simbologia cuando la ciudad, el arte y el pensamiento se entrelazan. El Borgo no es únicamente un espacio funcional; es un relato construido, una narrativa urbana que dialoga con la memoria, la fe y la identidad colectiva. En él, el movimiento no es solo desplazamiento, sino preparación; no es solo tránsito, sino significado.

En fin, pensar a Rafael junto al Borgo es pensar en el arte como una herramienta para ordenar la experiencia humana. Es entender que diseñar ya sea una pintura o un fragmento de ciudad implica una responsabilidad profunda con la forma en que habitamos el mundo. Rafael nos recuerda que la verdadera grandeza no reside en la imposición, sino en la armonía; y que el espacio, cuando es concebido con conciencia, puede convertirse en un puente entre lo físico y lo espiritual, entre el individuo y la historia.

viernes, 21 de noviembre de 2025

Dibujo y geometria

 El dibujo y la geometría: Creando la ciudad y la fortaleza ideal

Durante el Renacimiento italiano, el mundo cambió mucho, especialmente en la guerra. Con la llegada de la artillería, los cañones podían destruir fácilmente los altos muros de los castillos medievales. Los arquitectos y artistas de la época, como Leonardo da Vinci y Francesco di Giorgio Martini, tuvieron entonces un gran desafío: tenían que inventar un nuevo tipo de fortificación. Para lograrlo, usaron principalmente dos herramientas: el dibujo y la geometría. Ya no se trataba de construir murallas más gruesas, sino de encontrar la forma perfecta que pudiera resistir los ataques. Este cambio de idea, de una "resistencia por solidez


La búsqueda de una forma defensiva perfecta no fue un trabajo solo de uno. Muchos artistas-ingenieros estudiaron los textos antiguos, especialmente los del romano Vitruvio. Vitruvio había descrito una ciudad ideal, pero sin dibujos. Esto permitió a los renacentistas, como Fra Giocondo o Cesare Cesariano, interpretar sus ideas y dibujar ciudades con plantas geométricas, a menudo dentro de un círculo con calles radiales. Estas formas no eran solo bonitas; tenían un propósito. Un diseño geométrico y simétrico permitía que la defensa fuera más organizada y que los cañones desde las murallas cubrieran todos los ángulos. El dibujo se convirtió así en un laboratorio donde se probaban ideas antes de construirlas.
Un ejemplo extremo de esta experimentación se ve en los diseños de fortalezas de Francesco di Giorgio Martini. Sus proyectos parecen más esculturas gigantes que edificios, con formas estrelladas y complejas. Al no tener ejemplos del pasado que seguir, él se sintió libre para dejar volar su imaginación, siempre guiada por la geometría. Leonardo da Vinci continuó este camino. En sus famosos dibujos, analizó cómo funcionaba la artillería y propuso fortalezas con murallas bajas y gruesas, con formas angulares para desviar los impactos de bala. Para estos genios, cada línea en el papel era un paso para entender y dominar la realidad de la guerra.


La teoría pronto se hizo realidad. La ciudad ideal no solo era un dibujo bonito, sino un plan para construir desde cero. El mejor ejemplo es Palmanova, en Italia, fundada por los venecianos en 1593. Visto desde arriba, es una estrella perfecta de nueve puntas. Este diseño no era un capricho artístico: cada punta de la estrella es un baluarte (una parte saliente de la muralla) desde donde los defensores podían disparar a cualquier enemigo que se acercara. La geometría rigurosa convertía a la ciudad entera en una máquina de guerra perfecta. Otros ejemplos impresionantes en Europa son Neuf-Brisach en Francia y Bourtange en los Países Bajos, que demuestran cómo la misma idea se adaptaba en distintos países.


La influencia de este nuevo concepto de fortificación atravesó el océano. Cuando España quiso proteger sus riquezas en América, envió a ingenieros militares italianos y españoles formados en estas ideas. El Castillo San Felipe del Morro, en Puerto Rico, es un gran testigo. Comenzado en el siglo XVI, fue transformado de una torre medieval a una fortaleza masiva con gruesos muros y baluartes angulares, precisamente para resistir los cañones de las flotas enemigas. Este proyecto, que duró siglos, muestra cómo el conocimiento geométrico y las técnicas de fortificación ideadas en el Renacimiento italiano se expandieron para defender un imperio global, uniendo el arte del dibujo con el poder de la defensa militar.




Reseñando blogs

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